miércoles, 16 de diciembre de 2009

El rapto de Perséfone


De una relación amorosa entre los dioses Zeus y Deméter, nació una niña: Coré. Coré era la más bella criatura engendrada por los dioses. El brillo de sus ojos era mayor que el de los de Afrodita, la boca más dulce que la de Hera y su cuerpo más distinguido que el de Palas Atenea. Deméter escondió a la niña en un prado tupido lleno de flores. La ocultó de la previsible persecución a la que iba a someterla su hermano Zeus.
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Los temores de Deméter se hicieron realidad: Zeus se enamoró locamente de su hija. Pero como no se atrevía a presentarse ante Coré y a confesarle que la deseaba, se transformó en serpiente, y de ese modo entró en ella y la fecundó, de donde tendría lugar posteriormente el nacimiento de Zagreo.
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Zeus ya había satisfecho sus deseos, pero había quien deseaba a Coré más incluso que el propio Zeus: su hermano tenebroso Hades, rey de los muertos. Hades vivía bajo tierra; como el Sol lo había cegado para siempre, no podía subir a la tierra para buscar a Coré. Y debajo de la tierra no tenía forma de averiguar dónde estaba ella en aquel instante. Esto no le ocurría con otros seres, a los que detectaba por medio del sonido de sus pasos. Pero las plantas de los pies de Coré rozaban la tierra con tanta suavidad, que no se producía ningún sonido que Hades pudiera oír.
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Hades pidió ayuda a su hermano Zeus, y éste, que ya había satisfecho su deseo, hizo crecer un jacinto azul en el lugar donde Coré recogía flores. Las raíces del jacinto le mostraron a Hades dónde se encontraba la criatura adorada y éste surgió de la tierra con la fuerza de un volcán, apresando a la pequeña Coré y sumergiéndose bajo la superficie de la tierra. A partir de entonces Coré ya no se llamaría así, pues Hades le dio un nombre nuevo; la llamó Perséfone, y se convertiría en la diosa del mundo de los muertos.
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Al enterarse Deméter del rapto de su hija, y de la ayuda prestada por Zeus, dejó el Olimpo y se fue a la tierra y ordenó a las plantas que dejaran de crecer. La tierra empezó a secarse y estaba claro que ningún animal ni ser humano sobreviviría, y que la superficie de la Tierra pronto se parecería a la superficie muerta de la Luna.
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Zeus envió a Hermes a negociar con Deméter para hacer que recapacitase, pero ella se negó en rotundo, exigiendo que le devolvieran a su hija. Zeus tuvo que ceder y le prometió que hablaría con Hades y devolvería a Coré a la tierra, siempre y cuando ésta no hubiera probado nada de la comida del inframundo.
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Pero Coré había comido 4 semillas de granada. Según la ley del mundo de los muertos, eso la obligaba a permanecer en el Hades. Como 4 semillas de granada no podían considerarse comida, pero tampoco podía hacerse la vista gorda como si no hubiera comido nada, Zeus lanzó la propuesta de que Perséfone permaneciera durante 3 meses al año en el inframundo, como diosa de los muertos, y los 9 restantes pudiera quedarse con su madre. Tras duras negociaciones, Deméter e incluso Hades accedieron a la propuesta.
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Así, durante 3 meses, Coré/Perséfone reside con Hades en el mundo de los muertos: son los meses de invierno. Durante esta época, su madre está muy triste, por lo que mueren todas las plantas. Pero en primavera, regresa para quedarse durante 9 meses en la tierra, y empieza a brotar de nuevo la vegetación, los árboles y arbustos se llenan de frutos, y las flores adornan al mundo con sus colores.
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Sea como fuere su denominación: Perséfone al lado de Hades en el mundo de los muertos, y Coré cuando se reúne con su madre en la tierra; no dejó de ser la diosa más bella y deseada, y su fama se extendió por todo el mundo.

jueves, 3 de diciembre de 2009

El lago de los cisnes


ACTO PRIMERO:

Es una mañana de primavera. En uno de sus jardines del castillo, el príncipe Sigfrido celebra , junto con sus amigos, su cumpleaños. Llega la reina con su séquito y le recuerda que debería escoger a su futura esposa, y que con ese motivo le han preparado una fiesta para el día siguiente, a la que acudirán jóvenes princesas y el príncipe deberá elegir a una de ellas. Esto causa una gran melancolía en Sigfrido, por lo que sus amigos deciden invitarlo a una cacería.

ACTO SEGUNDO:

Por el bosque, Sigfrido divisa a un grupo de cisnes que vuela hacia el lago y decide encaminarse hacia allí. Junto al lago, el príncipe, sorprendido, observa cómo los cisnes se transforman en jóvenes doncellas. Sigfrido apunta con su ballesta hacia las jóvenes-cisnes cuando llega la reina Odette, quien le cuenta que ella y sus amigas son víctimas del hechizo del brujo Rothbart, que las convirtió en cisnes. Sólo por las noches, en el lago, pueden adquirir la forma humana, y el hechizo durará hasta que alguien se enamore de ella para siempre. Sólo puede ser un hombre que nunca haya jurado amor a otra mujer el que puede liberarla y devolverla a su forma humana. Sigfrido se enamora de ella rápidamente, y se ofrece a salvarla,. Cuando Sigfrido va a jurarle amor eterno a Odette aparece Rothbart, quien hace que las jóvenes vuelvan a convertirse en cisnes para evitar que el príncipe rompa el hechizo. Odette se aleja convertida en cisne, pero antes de que lo haga, Sigfrido le pide que asista al baile que se celebrará en el castillo.

ACTO TERCERO:

En el castillo se celebra el gran baile del príncipe en el que debe cumplirse la voluntad de la Reina de que su hijo elija, definitivamente, esposa. Llegan los invitados y pretendientes con sus séquitos. Sigfrido baila con las damas pero no se decide a elegir a ninguna. De pronto aparece un desconocido caballero con su bellísima hija. Realmente se trata de Rothbart, que usando su magia, hace ver a Odette en Odile, la hija del brujo. Sigfrido cae en la trampa, hasta el punto de escogerla por esposa, presentársela a su madre y jurarle amor eterno a Odile. Rothbart se descubre y le muestra a lo lejos la figura dolorida de Odette, la verdadera. Sigfrido se da cuenta de su error y desesperado corre hacia el lago.

ACTO CUARTO:

En el lago los cisnes están esperando el regreso de Odette. Ésta llega llorando desesperada, y relata a sus amigas la traición de Sigfrido. El genio de la maldad ha triunfado y ahora las chicas no tienen salvación. En el lago empieza una tormenta. A la orilla llega corriendo el príncipe suplicando a Odette su perdón, pero Odette está destinada a morir. El príncipe lucha con Rothbart y le hiere mortalmente, pero éste, aun moribundo, consigue matar a su vez a Sigfrido. Inclinada sobre el príncipe Odette se termina apagando, pero finalmente los demás cisnes son liberados del maleficio a causa del sacrificio de amor.